Con la llegada del otoño, empieza la temporada de setas por excelencia, ya que es cuando suelen darse las condiciones climáticas idóneas para su crecimiento: humedad ambiental y temperatura no muy baja.
La micología, que es el estudio de los hongos, ha fascinado al ser humano desde la antigüedad, siendo fuente de múltiples leyendas y generando un enorme interés por sus variados efectos y propiedades. Aún así, sigue siendo un reino desconocido, por la gran variedad de hábitats (existen en todos los continentes y en todos los hábitats: desiertos, polos, selvas, montañas e incluso mares) y por su abundante número (más de 80.000 especias en todo el mundo y miles más sin catalogar, lo que supone que aproximadamente el 93 % de los hongos está por descubrir).
Fuente: Sergio Fuentes Antón, Profesor de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Universidad de Salamanca.
Boletus edulis
Es una de las setas más sabrosas y valoradas a nivel gastronómico, pudiendo alcanzar un peso de hasta 3 kilos en un solo hongo. Se puede comer crudo en ensalada y como complemento de otros platos y salsas. También se puede conservar en aceite o congelar laminado para su posterior consumo.
También conocido como seta calabaza, su forma se asemeja a un tapón de una botella de champán. Al igual que otros boletus, tiene tubos en el himenio (al principio blanquecinos, después amarillo-oliva, no azulean), en lugar de branquias. Una de las características más llamativas de esta seta es el color de su sombrero (carnosos y sólido), de color pardo más o menos oscuro, con el borde netamente más claro que el resto. El pie es robusto, grueso, lleno y sólido. Color blanco o marrón claro, adornado en su parte superior por un retículo blanco.
Este hongo lo podemos encontrar en bosques de hoja caducifolia (hayedos, robledales) y en pinares.
Seta de cardo
Las setas de cardo son también excelentes comestibles, muy conocidas debido a su abundancia, facilidad de identificación y comercialización.
Se llaman así porque crecen donde vive el cardo silvestre (Eryngium campestre), una planta espinosa, muy ramificada y globosa, que habita en terrenos pastoreados.
Esta especie se caracteriza por su sombrero de hasta 10 cm de diámetro, de convexo a plano convexo con el margen enrollado muy visible en ejemplares jóvenes. Cutícula lisa generalmente pardo negruzca, volviéndose crema pálida con la sobrehidratación cuando llueve abundantemente. Láminas muy decurrentes, inicialmente blanquecinas, más tarde ocráceas en la madurez. Pie gomoso, no fibroso, blanquecino, generalmente lateral. Carne consistente, blanquecina. Olor y sabor agradables.
Níscalo
Los níscalos, cuyo nombre científico es Lactarius deliciosus, suelen tener su hábitat en bosques mixtos y pinares. Muy apreciado en el mundo de la gastronomía.
Se identifica muy bien porque su sombrero presenta un color anaranjado con algunos círculos concéntricos de tonos rojizos. Las láminas presentan un color similar y son finas y apretadas. La carne es compacta y densa, con un sabor dulzón y suave que se hace algo amargo al final cuando se consume en crudo. Cuando se corta desprende un látex anaranjado.
No confundir con el falso níscalo, que es tóxico, aunque no mortal. Los níscalos comestibles son reconocidos por su color zanahoria o color vinoso al cortarles la carne. Los falsos muestran una carne blanca al cortarla.
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